jueves, 31 de enero de 2008

SALIAS, EL NUESTRO


MUNICIPIO LOS SALIAS:


El Municipio Los Salias del estado Miranda forma parte del sector Panamericano-Los Teques, ubicándose al sur-este del Área Metropolitana de Caracas. Su cercanía con la ciudad de Caracas es de 14 Km. aproximadamente, y dista de la ciudad de Los Teques a unos 10 Km.
Según la Ley de Reforma Parcial de la Ley de División Político territorial del estado Miranda, Gaceta Oficial Extraordinaria del 26 de mayo de 1992, el Municipio Los Salias queda limitado de la siguiente manera:

§ Norte: Parroquia El Valle, Municipio Libertador
§ Sur: Parroquia Cecilio Acosta ( San Diego). Municipio Guaicaipuro
§ Este: Municipio Baruta
§ Oeste: Municipio Carrizal

Posee una extensión de 5.737,50 hectáreas, de las cuales el 18% aproximadamente son área de protección.

Posee una altitud promedio de 1520 metros sobre el nivel del mar. Su clima fresco y agradable atrae a los pobladores de Caracas y los Municipios Carrizal y Los Teques, para fines de distracción y esparcimiento en sus ratos libres.

De acuerdo con el Censo aplicado a las viviendas por parte de la Oficina del Plan de Desarrollo Urbano Local del Municipio Los Salias en el año 1996, la población total de esta jurisdicción es de 66.980 habitantes (no se consideraron las viviendas que estaban en proceso de construcción).

HISTORIA:

San Antonio de Medinacelli, mejor conocido como San Antonio de Los Altos, nació el 1° de mayo de 1683. Es la población más vieja de los altos mirandinos. Tuvo dos fundadores: uno oficial, aunque sólo en el papel, que fue Don Diego de Melo Maldonado, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela; el otro, el fundador real y efectivo, Don Juan Mijares de Solórzano y Monasterios, primer Marques de Mijares, quien en el año 1692 donó un lote de tierras a cuarenta familias inmigrantes provenientes de las Islas Canarias de España para que las cultivaran y vivieran en ellas.

Estos primeros pobladores, de lo que posteriormente se constituyó como el pueblo de San Antonio de Los Altos, se dedicaron a las labores de agricultura, y a través de su trabajo y esfuerzo construyeron las bases sobre las que hoy se cimienta el municipio Los Salias.

Hacia 1950 San Antonio de Los Altos se caracterizaba por ser un pueblo agricultor, pero a partir de 1955, con la puesta en funcionamiento de la carretera Panamericana, comenzó el proceso de urbanización que se tradujo en la construcción de numerosas zonas residenciales, viviendas unifamiliares y multifamiliares, para una población de clase alta y media conformada por profesionales, técnicos y comerciantes provenientes de Caracas.

Este proceso se acentuó en la década de los ’70, dando lugar a un violento crecimiento de la región, y la consecuente explosión demográfica, a la vez que se convirtió en una ciudad dormitorio o ciudad satélite de la capital de la República.


Nacimiento del Municipio Los Salias

San Antonio de Los Altos fue durante muchos años una localidad foránea que dependía del Distrito Guaicaipuro. Esta situación cambió el 17 de noviembre de 1982, fecha en la cual se creó el Municipio Los Salias según decreto emitido por la Asamblea Legislativa del Estado Miranda.

Esta nueva categoría daba respuesta a un deseo de los habitantes de Los Salias, quienes introdujeron en el año 1982, un proyecto de factibilidad en el cual se esbozaban las condiciones económicas, políticas y sociales que poseía San Antonio de Los Altos, que le permitían ser elevado a la condición de municipio autónomo.

Fue a partir de noviembre de 1982 que quedó formalmente constituido el Municipio Los Salias, cuya jurisdicción se estableció en el territorio donde se ubicaba el municipio foráneo San Antonio de Los Altos, siendo su capital la ciudad del mismo nombre. Su funcionamiento oficial debía regirse en el mes de junio de 1984, de acuerdo a lo pautado en el artículo 18 de la Ley Orgánica de Régimen Municipal vigente para el año 1978.

SIMBOLOS:

Escudo:
Bandera:



EFEMÉRIDES:
Efemérides que se celebran en el Municipio Los Salias:
• 6 de enero. Misa del Deporte
• 15 de enero. Día del Maestro
• 2 de febrero. Día de La Candelaria
• 12 de febrero. Día de la Juventud
• Fiestas de Carnaval
• 0 de marzo. Día Internacional de La Mujer
• 12 de marzo. Día de la Bandera
• Semana Santa
• 1° de mayo. Aniversario de la Fundación de San Antonio de Los Altos Día del Trabajador Santa Cruz de Mayo
• Segundo domingo de mayo. Día de Las Madres
• 13 de Junio. Día de San Antonio de Padua, Patrono de San Antonio de Los Altos
• 24 de junio. Día de la Batalla de Carabobo Día del Ejército
• 27 de junio. Día del periodista
• Tercer domingo de junio . Día del Padre
• 5 de julio. Aniversario de la Firma del Acta de la Independencia Aniversario de la Oficialización de los Símbolos Municipales
• 24 de julio. Natalicio de El Libertador Simón Bolívar.
• Semana del Preescolar
• Semana del Abuelo
• 4 de sep. Día Nacional del Funcionario Público
• 30 de sep. Día de la Secretaria
• 12 de octubre. Día de La Raza
• 27 de octubre. Día del Empleado Municipal
• 17 de diciembre. Muerte de El Libertador
• 25 de diciembre. Natividad del Señor
• 31 de diciembre. Fin de Año

PARROQUIAS:

• Parroquia Sagrada Familia. Los castores. PBRO.
• Parroquia San Antonio de Padua. Casco del Pueblo. PBRO. Leonel Vera
• Parroquia Santísima Trinidad. Terrazas de La Rosaleda Sur. PBRO. José Da Conceicao
• El Cuji

CARACTERISTICAS FÍSICO GEOGRÁFICAS:

Relieve
El área forma parte del conjunto montañoso de la Serranía del Interior, perteneciente a la Cordillera de La Costa, específicamente en el llamado Macizo de Los Altos ó Guaicaipuro.

Clima
El Municipio Los Salias presenta un régimen pluviométrico bastante estable y su distribución temporal ocurre de manera irregular, presentándose dos períodos bien definidos:

• Período Seco: ocurre en los meses diciembre-abril, acentuándose entre enero y marzo
• Período Lluvioso: Se extiende de mayo a noviembre, alcanzando su máximo de lluvia en el mes de junio, pudiendo desplazarse hasta julio.

Vegetación
De acuerdo a la tipología en vegetación se distinguen cuatro categorías:
• Bosque Alto y Denso: Tipología Arbórea con alturas superiores a 5 metros. Habita en las partes altas de las micro cuencas y a lo largo de los cursos de agua.

• Vegetación de Gramíneas: Formación Vegetal con alturas inferiores a los 70 centímetros. Este tipo de vegetación predomina al Norte del Municipio y cubre casi todas las áreas inmediatas al embalse La Mariposa, cerca de las Urbanizaciones Potrerito y La Suiza, observándose manchas dispersas en el resto del Municipio.

• Área de Cultivos: Se encuentra extendida en todo el Municipio, dedicada principalmente a cultivos hortícolas y ornamentales concentrándose en el Sector Amarillo y hacia Potrerito.

• Zonas Descubiertas de Vegetación: Zonas donde la vegetación ha sido eliminada para darle un uso urbano, se localizan fundamentalmente en el oeste del municipio. Hidrografía Comprende la parte alta de la Cuenca del Río Valle, afluente del Río Guaire, Cuenca Hidrográfica del Río Tuy.

Topografía
Presenta una topografía muy accidentada, puede decirse que es un área netamente montañosa sin formaciones de valle. Los existentes presentan un perfil en forma de "V" con poca ó ninguna área aprovechable.

Litografía
Las unidades litológicas que afloran en el área, es decir, el tipo de rocas le confiere a la misma una gran inestabilidad ya que las rocas predominantes son esquistos poco resistentes y coherentes que se meteorizan fácilmente por la acción del clima.
Los perfiles de meteorización que desarrollan estas rocas son bastantes profundos pudiendo alcanzar en buena parte del Municipio hasta 30 metros de profundidad.

'TAMOS' 'PELAOS'

Por: David L. Picón (Delegado de Propaganda)

Se dice que queremos mejorar, se dice que estamos en un movimiento de unidad, se dice que nuestro partido está destinado a depurar las viejas costumbres y grandes errores de la 4ta república; ENTONCES COMPAÑEROS, explíquenme como es posible que tras dos días consecutivos nadie sepa quien hizo exactamente el llamado a reunión en la noche, nadie sepa quien iba a abrir la institución educativa donde se iba a efectuar la reunión. Mientras tanto, quienes sí sienten este proceso, quienes son responsables y respetuosos a las líneas que propone EL COMANDANTE, esperaban en las afueras de la institución, aguantando frío con la esperanza de que el responsable e “incógnito” personaje de abrir dicho plantel, apareciera en algún momento.

NO COMPAÑEROS, 'TAMOS PELAOS', si seguimos a ese paso, en ese ‘guabineo’, en esa desorganización, estamos destinados al fracaso y a la derrota, pues esta manera de actuar es más de lo mismo, "que valga la redundancia", es lo mismo que estar de espaldas al pueblo, NUESTRO PUEBLO, por el cual luchamos, donde se incluyen a todos a quienes amas, a quienes conviven contigo, (LECTOR), y quienes hacen vida en esta nuestra hermosa patria - madre y tierra, VENEZUELA

"No podemos optar entre vencer o morir, ¡ necesario es vencer ! ".
José Félix Ribas

miércoles, 30 de enero de 2008

“Ese raro gordo bonachón”

Por: Ora/VTV/YVKE Mundial/ www.aporrea.org
Correo del Perú
Fecha de publicación: 28/01/08



Confesiones de Jaime Bayly


Eran los primeros días del 2002, invierno en Key Biscayne, si podemos llamar invierno a unos días espléndidos, a pleno sol. Yo vivía en una casa en la calle Caribbean, una casa amarilla, de un piso, una de las más antiguas de la isla. Estaba obsesionado con escribir una novela que titulé El huracán lleva tu nombre. Me pasaba la noche escribiendo, escuchando los maullidos de los gatos y los chispazos de las regaderas que se encendían automáticamente. Cuando me daba hambre, subía a la bicicleta y pedaleaba hasta el Seven Eleven.

Una noche, bajando de la bicicleta en el Seven Eleven, un hombre alto y obeso me dijo:

-¿Qué ha sido de tu vida, que ya no te veo en televisión?

Le conté que me había retirado de la televisión de Miami, dado que mi último programa había sido cancelado, los ejecutivos de esa cadena acusándome de ser “demasiado intelectual y marica para los mexicanos de California”. El hombre apretó un botón que desactivó la alarma de su Mercedes del año, deportivo, color gris. Sentí que, al apretar ese botón, había experimentado una alegría rotunda, definitiva, una forma de alegría que siempre me sería esquiva.

Para mi sorpresa, me preguntó dónde vivía.

-En Caribbean road, cerca del Sonesta -le dije.

-Yo tengo un hotel al lado del Sonesta -me dijo.

-¿El Silver Sands? -pregunté.

-Es mío -dijo.

-Hombre, te felicito -dije.

-Te invito mañana para que veas unas cabañas frente al mar que te pueden interesar -me dijo.

Sacó su billetera y me dio su tarjeta.

-Llámame -me dijo-. Tienes que ver las cabañas frente al mar. Son del carajo. Enrique Iglesias viene de vez en cuando con sus amigas.

Luego subió a su auto. Miré la tarjeta. Decía: Guido Antonini Wilson. Al día siguiente, lo llamé. No tenía ganas de verlo, pero me intrigaba conocer las cabañas en las que Enrique Iglesias hacía travesuras. Lo traté de Guido, un nombre extraño en cualquier caso. Me dijo que pasaría a buscarme al final de la tarde. El señor Antonini vino a buscarme en un auto distinto del que había usado la noche anterior. Era un Mercedes grande, cuatro puertas, azul oscuro. Al subir, sentí ese olor a nuevo que conservan los autos recién salidos del concesionario.

Llegando al hotel, me condujo a su oficina. Se sentó en un escritorio y me dijo que ese hotel era de su mujer, de la familia de su mujer, pero que él lo administraba como si fuera suyo y yo era bienvenido cuando quisiera. No me quedó claro (esas cosas nunca quedan claras) si me estaba diciendo que no me cobraría en caso de que me quedase en su hotel.

Poco después caminamos hasta las cabañas con vista al mar. Quedé horrorizado con la decoración.

-Son perfectas para escribir -mentí.

Antes de irnos, le pregunté cuál era la cabaña en la que Enrique se escondía con sus amigas. Me llevó a la cabaña africana, atigrada, con pieles de animales y colmillos de elefantes, y dijo, señalando la cama:

-Aquí ha culeado Enrique Iglesias.

Luego añadió:

-Cuando quieras, puedes venir.

-Muchas gracias -dije.

-Para mí será un honor recibirte -dijo.

No quedó claro si el honor al que aludía me exoneraba de pagar por la cabaña. Al subir a su auto, pensé que me llevaría a casa. Me equivoqué. Guido me dijo que su mujer estaba ansiosa por conocerme. No me preguntó si yo sentía ansias recíprocas.

Vivía en un departamento del Grand Bay, con todos los lujos previsibles. Recorrimos medio departamento sin que su mujer diese señales de vida. Al pasar por la cocina, una empleada dijo que la señora estaba en la lavandería. En efecto, allí mismo estaba. La señora Jacqueline era agradable y distinguida, aunque no necesariamente guapa. Me saludó con afecto distante, como quien saluda a alguien que inspira, a la vez, curiosidad y temor.

-No me pierdo tus programas -me dijo.

No sentí que estuviera ansiosa por conocerme. Sentí que estaba ansiosa por seguir ordenando la ropa con la maniática minuciosidad de una millonaria aburrida. Guido me llevó a su biblioteca. Digo que era una biblioteca porque así la llamó él, no porque hubiese libros. Se sentó en su escritorio, me ofreció un trago, le dije que no bebía alcohol, puso cara de espanto, me invitó agua mineral y se sirvió un whisky.

Por fin hablamos de política.

Me dijo que Chávez era una desgracia, que había instaurado un régimen autoritario y corrupto, que los amigotes de Chávez estaban haciéndose muy ricos, que no se podía hacer dinero a no ser que fueras socio del régimen. Me contó que era amigo de Carlos Andrés Pérez, que hablaban a menudo, que Carlos Andrés estaba en Santo Domingo, pero venía con frecuencia a Miami. Le dije que conocía a Carlos Andrés, que lo había entrevistado el año 97 o 98. Cogió el teléfono, llamó a Carlos Andrés y le dijo que estaba conmigo. Me dio sus saludos. Le dijo que cuando viniera a Miami, teníamos que juntarnos los tres “para hablar de política”.

Hablaron de cosas que no entendí y cortó.

Mi amigo Guido se sirvió otro trago y me dijo:

-Chávez no va a durar. Va a caer pronto. Lo vamos a tumbar.

Le dije que eso sería difícil, dado que los militares lo apoyaban y muchos de sus compañeros de promoción ocupaban puestos claves.

-Acuérdate de mí -insistió-. A Chávez lo tumbamos. Va a terminar en la cárcel.

Pensé que estaba fanfarroneando, que quería hacer alarde de su poder y sus conexiones.

Poco después me llevó a la cochera del edificio y me mostró su colección de autos de lujo: Hummers, Ferraris, Lamborghinis, Mercedes.

-Cuando quieras, te presto uno de estos para que lleves a tus hijas a Orlando -me sorprendió.

Yo le había contado que en pocos días llegarían mis hijas y nos iríamos a Disney.

-Muchas gracias, pero no me animo -le dije.

-Anda en la Hummer -insistió.

-¿Y si choco? -le dije.

-No pasa nada -dijo-. Todos están asegurados.

-Pero el seguro no te cubre si yo manejo -dije.

-No vas a chocar -dijo-. Y si chocas, decimos que yo estaba manejando.

Tras esa exhibición de su riqueza, el señor Antonini me llevó a mi vieja casa amarilla, construida en 1953.

-Llámame cuando lleguen tus hijas -me dijo.

Una semana después, mis hijas llegaron y les conté que había conocido a un extraño magnate venezolano que me había enseñado su colección de autos de lujo y me había ofrecido uno de ellos para irnos a Disney.

-No voy a llamarlo -dije.

-¡Estás loco! -me dijeron-. ¡Llámalo!

-¿Y si es un millonario tramposo perseguido por la justicia?

-¡No importa! ¡Llámalo!

A pesar de mis temores, lo llamé. No contestó. Dejé un mensaje. No llamó de vuelta. Llamé dos o tres veces más. Dejé mensajes. No llamó. Unos meses después, en abril, leí que le habían dado un golpe a Chávez. Me acordé de mi amigo Guido, de sus enfáticas palabras: “Chávez no va a durar. Lo vamos a tumbar”.

Lo llamé para preguntarle qué estaba pasando en Caracas. No contestó. No volví a verlo más, hasta una mañana, cinco años después, en que abrí un periódico en Buenos Aires y ví la foto de ese raro gordo bonachón, acusado de ser “el hombre de la valija”, el misterioso pasajero que llegó en un vuelo privado desde Caracas y quiso introducir ilegalmente un maletín con ochocientos mil dólares en efectivo.

Lo primero que pensé fue: Suerte que no me prestó su Hummer para ir a Disney. Lo siguiente que me dije fue: ¿Pero este gordo no estaba conspirando contra Chávez? Luego me imaginé a su esposa ordenando la ropa minuciosamente en la lavandería del apartamento de lujo, odiándolo en silencio.